Después de “¿Por qué se
fue de su última posición?”, la pregunta “¿Qué salario pretende?”es,
tal vez, la que pone más incómodos a los buscadores de empleo. La empresa es la
que tiene la respuesta, pero no larga prenda!! Si usted dice algo que al
entrevistador no le guste, puede ser el fin de la discusión.
Como si esa pregunta no
fuera lo suficientemente incómoda en el momento en que se produce, para colmo
suelen formularla bien al principio del proceso, durante una charla telefónica
previa o en la preclasificación que lleva a cabo el equipo de RR.HH. antes de
decidir si citarlo o no para una entrevista. Peor todavía: cuando le piden que
ponga una cifra en la carta de presentación!
De hecho, la pregunta
tiene sentido; pero el tema es cuándo la hacen y cómo toman la respuesta. El
propósito es ir descartando gente. Recuerde que usted vende y la empresa
compra; si les da a los compradores un motivo para decir que no, por cierto que
lo harán. Los empleadores buscan defectos porque eso los ayuda a sentir que
están eliminando problemas.
Lo que la empresa trata de determinar
es si usted es realista con respecto a lo que desea ganar en relación con su
experiencia y lo que ellos ofrecen. Pero si lo que usted pretende está por
encima de la realidad (cualquiera sea esa realidad definida por los
empleadores), por lo general directamente lo descartan.
Cuando le piden la cifra en la carta de presentación, ese número no sea
analizado en el contexto de sus habilidades y aptitudes, ya que ni siquiera
llegan a echarle una mirada al C.V.
Existen otras maneras de realizar el proceso con más eficacia. Cuando le
indiquen que ponga la cifra pretendida en la carta de presentación, si la
ignora sólo logrará quedar eliminado por no cumplir con las directivas. La
mejor forma de mantenerse en control del resultado es respondiendo la pregunta,
pero sin responderla: “Estoy
interesado en una oferta justa y equitativa para la oportunidad adecuada”